La presente columna es la tercera relacionada con liderazgo y en
esta oportunidad deseo plantear un estilo de liderazgo fundamental, pero
sí relevante para las organizaciones contemporáneas que enfrentan
desafíos en todos los ámbitos ya sea tecnológico, cultural, competencia,
proveedores, clientes, propietarios, etc. En la que se presentan los
riesgos de actuaciones que van contra los intereses de la empresa tales
como violación de información secreta de instituciones, fraudes,
adquisiciones ilícitas, corrupción, etc. Que van acompañadas con el
avance tecnológico tanto en las comunicaciones como en las
transferencias de información.
Va más allá de los tipos de
liderazgo tradicionales como el paternalista, manipulador, democrático,
autoritario o pasivo que expone la literatura, me refiero al moral,
aquel que nos permite asentar la confianza al interior de las empresas,
elevar el compromiso para lograr la misión y visión de éstas, y que
permite evitar el clima organizacional negativo, las crisis de valores,
falta de compromisos, conflictos internos de difícil solución.
Para
lograr el liderazgo moral en la empresa es necesario procurar cumplir
con los siguientes requisitos básicos tanto en la toma de decisiones
como en la dirección de nuestras actividades empresariales:
La
creencia esencial en la nobleza del ser humano, este aspecto nos conduce
a respetar tanto a nuestros superiores, pares y colaboradores, lo que
nos traerá consigo la tolerancia para respetar las diferencias de las
diversas creencias, pensamientos ideológicos, religiosos, etc.
existentes entre nosotros.
El liderazgo orientado hacia el
servicio de la organización y a los diversos grupos de interés
relacionados con la empresa, especialmente clientes, colaboradores,
propietarios, proveedores, etc.